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"Interiores"

 

Texto por: Galaor Carbonell

Septiembre 1972

 

A primera vista podría parecer extraño que el estudiante moderno de arte escogiese el espacio como tema de su aprendizaje, como materia de su experimentación y como sustancia de su trabajo. Extraño caso en verdad el de la obra de María Cristina Cortés puesto que se trata aquí de un espacio tridimensional y atmosférico percibido directamente con los ojos y estructurado a la manera velazqueña en la que la atmósfera se usa para definir las distancias existentes entre los ojos del espectador y los objetos percibidos.
El redescubrimiento de la atmósfera en el trabajo de María Cristina Cortés obtiene dos objetivos inmediatos. El primero de ellos es servir de límite a su trabajo o sea dictar y definir el área en la cual se va a mover, simultáneamente proponiéndole un tema al que tiene que servir. El otro objetivo alcanzado por la utilización de dicha atmósfera es el descubrimiento, dentro de los vapores y distancias, de todo un mundo imaginado al cual solamente accede con sus pinceles.

Esta doble función justifica su actuación como estudiante y su presentación como profesional. Si bien es cierto que el reconocimiento físico de la presencia de esta atmósfera es llevado a cabo por un proceso pictórico de mancha impresionista que es proceso exquisito exacto y exigente, también es verdad que el descubrimiento de una nueva realidad establece la obra de María Cristina Cortés a un nivel artístico profesional.

 

"Relieves"

 

Texto por: Juan Cárdenas

Septiembre 1966

 

  No obstante el gran número de adeptos que ha tenido el paisaje, fue un género de pintura bastante inferior en cuanto a la importancia de ideas que aportó en el pasado. A lo largo de la historia se interpretó con mucha más objetividad que otro géneros y es de extrañar que los paisajistas nunca se permitieron las libertades conceptuales que se admitieron en el resto de la pintura occidental. Aun el impresionismo que sacó el paisaje de su categoría de “género inferior” logró imprimirle tan solo una calidad romántica fuera y aparte de los estudios analíticos que pretendía. Entre los pintores anteriores al siglo XX son contados los que, como Da Vinci, Turner, Ryder y Van Gogh, fundieron el paisaje con personalidades extremadamente singulares logrando evocar ideas mas allá de las que normalmente evocaría un paisaje. Entrado el siglo XX con el caudal de ideas que se fermentaron en círculos artísticos, el expresionismo y la pintura metafísica utilizaron el paisaje como vehículo principal, cosa que también hicieron los Fauves y Cezanne.

  En Colombia nunca se hizo un aporte significativo en el género de paisaje como tampoco se hizo a las tendencias anteriormente mencionadas y es hasta ahora que jóvenes como Cristina Cortés han tomado un renovado interés en el paisaje. Pero a  diferencia de lo anterior, la obra de Cristina Cortés está respaldada por ideas acumulativas de la experiencia hasta el siglo XX que hace de su obra una cosa tan interesante y enigmática. El solo concepto del espacio pictórico y los materiales empleados son muy personales y no tiene precedentes. Sus paisajes retienen lo suficiente de la realidad objetiva para convencer al espectador en el primer impacto y suficiente del mundo del artista para transmitir sensaciones ajenas a las de un paisaje normal. Este punto, en que un cuadro puede poner a dudar al espectador de que tan cierto es lo que se está observando, es a mi juicio uno de los caminos más interesantes de la pintura contemporánea, puesto que evita, por un lado, todo ese bagaje de pseudo-surrealismo y pintura mágica que se torna tan solo en cuentos de hadas y por otro lado evita aquel formalismo pictórico tan desprovisto de alguna relación humana con el medio ambiente.

2016 por Simón Ortega.

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