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"Rastrojal"

 

Texto por Germán Rubiano Caballero

Septiembre 2008

 

En una producción extensa y cuidadosamente controlada, María Cristina Cortés ha llegado en los últimos años a una obra de gran madurez en la que se destaca el equilibrio de la concepción moderna del arte que descarta la fidelidad de las representaciones y el sentimiento de admiración de la naturaleza, por todos los aspectos visibles y no visibles del paisaje con recuerdos evidentes de varios poetas y pintores del romanticismo temprano. Con otras palabras, el ajuste entre una elaboración plástica libre y recreadora y la comunicación de impresiones y emociones relacionadas principalmente con el mundo físico. Armonía y concentración que producen unos dibujos –el medio preferido de la artista en los últimos años– de enorme interés y belleza cargados de afecto por todo lo palpable.

  De buen formato, el conjunto de estos dibujos de los últimos años, antecedidos de unos cuantos grabados de muy buena factura, nos aproxima a un mundo de trazos, de luces y sombras y de espacios libres intrincados que llama la atención por su variedad. Unas representaciones lineales, sin proclividades de abstracción, que abundan en valores tonales, que no eluden del todo el color y que, por el empleo de collages, crean zonas embrolladas que interrumpen la unidad especial y establecen, con influencias cubistas, diferentes puntos de vista de un mismo lugar. Unos arreglos de líneas, negros, blancos y grises que inventan paisajes vistos de cerca, que recuerdan selvas o hacen pensar en sitios plácidos y llenos de exuberancia vegetal.

Unos diseños de convincente calidad que permiten decir que María Cristina Cortés es una de las grandes dibujantes del país en los últimos decenios.

  A los largo de los años, María Cristina Cortés ha pintado al óleo y ha dibujado con pastel, carboncillo y recientemente también ha empleado impresiones digitales. El tema constante de sus cuadros ha sido el paisaje, un motivo que ha presentado de diversas maneras y con variados contenidos. No se ha repetido y es admirable su permanente renovación. Para lograr lo anterior ha sido indispensable trabajar con rigor y no solo conocer bien y  admirar la historia del paisaje –la artista hizo en el comienzo de su carrera algunos óleos que emulaban con los lienzos de los maestros del siglo pasado –, sino procurar no encerrarse en unas pocas ideas; de allí su interés por la experimentación –cuadros hechos con telas abultadas, collages, impresiones digitales– y su cúmulo de intereses, desde los estéticos hasta los que demuestras preocupaciones ecológicas.

 

2016 por Simón Ortega.

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